top of page
Search

Caminando con propósito



Esto que les voy a compartir lo escribí comenzando el mes de enero de este año 2023. Aunque ya casi se acaba el mes de febrero, no está demás el pensar en propósitos y hacer una pausa para evaluar qué estamos haciendo y cómo estamos viviendo, especialmente ahora que hemos comenzado el tiempo de Cuaresma. Espero que de alguna forma esto les dé un poco de claridad y sea de bendición.


ENERO 2023:

Esta es la época del año en la que nos hacemos muchas preguntas. Cuestionamos lo que hicimos durante el año pasado y, a veces, incluso lo que hicimos hace años. Nos cuestionamos qué será de nosotros y de nuestra familia en el futuro. Pensamos en sueños y cosas que queremos lograr durante el año. Y si somos súper santos, o al menos estamos tratando de serlo… le preguntamos a Dios qué quiere de nosotros en este año.


¿Cuál es nuestro propósito principal? Nuestro propósito como cristianos católicos es AMAR, SERVIR y SER SANTOS. Eso es lo que estamos llamados a hacer...

Pero, ¿qué pasa si profundizamos y reducimos la pregunta a "¿Cuál es mi propósito ESTE año?... ¿Qué quiere Dios para mí en ESTE PRECISO MOMENTO?”


Todos estamos pasando por diferentes realidades en este tiempo. Debido a esto, puede que nuestro propósito no sea el mismo. Tal vez en este tiempo, tu propósito sea sanar viejas heridas. Tal vez tu propósito este año sea perdonar a alguien que realmente te lastimó y te decepcionó. Tal vez tu propósito este año sea pasar más tiempo con las personas que amas. Tal vez tu propósito este año sea acercarte a Dios.


La verdad es que nuestro propósito real gira en torno a Dios. Si conocemos a Dios y nos acercamos más a Él a través de la oración, su palabra y los sacramentos, podemos conocernos a nosotros mismos, pues Él nos revela la verdad de quiénes somos… y es ahí cuando podemos descubrir nuestro propósito.


Recuerdo que cuando vivía en PR, estaba teniendo una conversación con mi tío Georgie. Recuerdo que me dijo que una de las cosas más tristes que nos puede pasar a nosotros los seres humanos es pasar por la vida sin nunca aprender los propósitos de Dios para nosotros. ¡Eso me marcó! Me hizo pensar... “¿y si nunca descubro mi propósito?”. Han pasado aproximadamente 8-10 años de eso, y si les soy honesta, todavía estoy en el proceso de continuar descubriendo los propósitos de Dios para mí... Pero cada vez que me acerco más al Padre, siento que estoy más cerca de descubrir esos propósitos, pues Él me va revelando poco a poco la verdad.


Ahora bien, hubo un tiempo en que esto no era así. No tenía ni idea de cuál era mi propósito, y esto debido a malas decisiones… debido a mis propias elecciones. Estaba eligiendo quedarme en lugares que me alejaban de Dios. Y es que cuando abandonamos nuestros valores y creencias, no solo abandonamos a Dios, sino que nos abandonamos a nosotros mismos y nos alejamos de los propósitos que Él anhela para nosotros.


A veces pienso y digo “Wow… Fue necesario un huracán y mudarme a Florida… Pasar por soledad, tristeza, desilusión y frustración para finalmente darme cuenta de que no estaba viviendo de acuerdo a lo que el Señor siempre ha soñado para mi vida.”


La verdad, no tenemos que esperar a tocar fondo para conocer nuestro propósito. Tampoco tenemos que conformarnos y quedarnos en lugares que no son para nosotros. Eso no es lo que Dios quiere. Él quiere que vivamos la vida para la que fuimos creados y es por eso que lo necesitamos. Necesitamos buscarlo y salir a su encuentro todos los días.


En lo personal, me he sentido llamada a practicar lo siguiente para poder cumplir con mis propósitos. Te comparto estos tres consejitos y si quieres, puedes añadirlos a tu lista de propósitos.


1. Ser luz y buscar la luz: En tu vida diaria, intenta acercar a los demás a Jesús, no sólo hablando de Él, sino imitándolo. Ama, escucha y está presente... Esto es lo que Jesús haría. Pero para poder ser luz, primero debes BUSCAR LA LUZ. Buscar la luz conlleva salir de la oscuridad y sacar tiempo para encontrarnos con la luz, que es Jesús mismo. Ora, lee la palabra y participa de los sacramentos. Si no sabes por dónde empezar, busca amigos que te acerquen a la luz… necesitas una comunidad de personas que sean luz en tu proceso.


2. Estar presente: No podemos quedarnos viviendo en el pasado y tampoco debemos permanecer ansiosos por el futuro (esta última sí que me cuesta)... Necesitamos estar presentes ahora, porque es lo único que tenemos al alcance. Enfoquemos nuestra mirada en el ahora, en lo pequeño o grande que tenemos en este preciso momento. Estemos presentes para nosotros mismos, para los que amamos, y, sobre todo, para Dios. Estar presentes, muchas veces requiere hacer pausas en el día y… ¡abrazar y acoger el ahora! Esto nos ayudará a vivir de forma agradecida por lo que fue y con esperanzas de lo que será, porque al final del día, sabemos que lo que nos espera con el Señor es puro amor.


3. Empezar de cero: Cada día es una nueva oportunidad para comenzar de nuevo y ser transformados por el amor de Cristo. Puede que diariamente ocurren cosas que intenten hacernos caer. Puede que en ocasiones sintamos que le hemos fallado al Señor y que somos indignos de su amor y perdón, pero recordemos que su misericordia es nueva cada día y que solo una palabra bastará para sanarnos. Sigue intentando, sigue viviendo, pero no bajo tus propias fuerzas y términos. Inténtalo todos los días una y otra vez, pero CON DIOS.


En fin, que en este año y en esta Cuaresma, vivamos con un corazón abierto a un mundo de posibilidades que Dios tiene para nosotros. Y recuerda que, luego de atravesar el desierto, habrá RESURRECCIÓN.


Por eso, digamos... “Mi pasado, oh Señor, a Tu misericordia; mi presente, a Tu amor; mi futuro a Tu providencia.




 
 
 

Comments


bottom of page